Queridos amigos, hoy en miércoles de confesión les cuento: todo sucedió un día más común que corriente, era la hora de educación física y como siempre aun que fuera de monjas las niñas siempre aprovechábamos esta clase para demostrarle al niño que nos gustaba lo atléticas que podíamos ser, ese día la maestra nos puso a hacer abdominales, de un lado las niñas y de otro los niños, entre líneas todos entendimos que era para ver quien aguantaba más, y así fue, 5, 10, 15…..30, de un rato a otro varias niñas ya se habían cansado y entre las que quedábamos estaba mi archienemiga y yo, 35, 40….. estaba cansada y me dolía todo el cuerpo pero no me podía rendir, pero vaya cosa, cuando creí que la tenia ganada de la forma más natural se me salio un gas, si, aun lo recuerdo, la niña que estaba a mi lado se me quedo viendo, los niños se detuvieron y me voltearon a ver, me puse colorada me senté rápidamente y volteando a ver a los demas les dije “que a ustedes no les ha pasado”, todos volvieron al e