Un cuarto de siglo
“El gran 2-5 está aquí y ya dejé de estar a principios de mis veintes. Lo deprimente es, que todos los que conozco me dicen cuán terrorífico es cumplir 25.” Tenía veinticinco años cuando sostuvo entre sus brazos a su primogénita, eran otros tiempos, otro momento para las mujeres, talvez no era lo que quería, sigo sin saberlo y no sé si alguna vez me atreva a preguntarle, pero esa mujer que ahora dobla mi edad me enseño lo que será mi más grande aprendizaje “ser fuerte, ante todo y contra todos”. Se ha vuelto una tradición escribir algo cada vez que se acerca mi cumpleaños, es una manera de hacer un homenaje a los años que pasan, una reflexión a lo sucedido y repensarme para los próximos 365 días. A partir de ahora me mirare al espejo y buscare arugas, tendré que teñir de manera más constante mi cabello para que no se vean las canas, podré decir: ¡qué joven eres!, los viernes en casa serán “la onda”, podré ir a lugares que tengan la etiqueta “chavorucos”, pero, no