Crónica de un Hospital 1er Admisión Hospitalaria, Batas verdes
“Parece panadería”, fue lo ultimo que dijo al momento de subirse a la camilla, una risita delato su travesura, volteo con los camilleros y les dijo – pero ustedes no digan nada-, ambos camilleros de bata azul rieron como buenos cómplices mientras empujaban la camilla al quirófano, ella no me vio limpiar de mi mejilla una lagrima delatora, pero yo si la vi, la vi alejarse… Los treinta y cinco minutos que transcurrieron entre la admisión y la camilla fueron eternos, un pequeño cuarto de paredes amarillas y un ambiente con olor a medicamento en el pacientes y familiares aguardábamos el llamado del camillero. Absolutamente todo era un ciclo, medido, organizado y rutinario, la enfermera leía el nombre del paciente, de memoria y sin dar tiempo de responder lanzaba una sarta de preguntas –edad, trae estudios, viene en ayuno, le encargaron donador- y todos respondían sistemáticamente, al terminar la primera fase la enfermera se levantaba de su escritorio y entregaba a cada paciente una bata