Perdida entre cuadernos

El día de ayer fui de compras, pero no ha vaciar la tienda con todas las novedades del glamur y la moda, nooo, fui a surtir a lista de útiles (*lista donde se marcan cuales serán los cuadernos, libros y lápices que deben llevar para el nuevo ciclo escolar) de mi hermanita que paso a cuarto año de primaria, creí –como buena ingenua- que seria tarea fácil llegar y pedir el materia –si como no-.

Tome la lista, que para nada era una lista era una hoja tamaño carta, la cual por los dos lados con letra del 9 estaban las columnas con los cuadernos profesionales, italiano, francesa, doble raya, cuadro grande, que un libro de figuras geométricas, lápices de cera, marcadores, marcatextos, colores, y uhy solo de recordarlo me da terror….

Llegamos a la tienda (nos ahorraremos el nombre) y era como un supermercado con carritos colorados y toda la cosa (y canastas para los que no van a cargar mucho) pasillo 1 hojas y el pasillo se extendía a lo largo y a lo ancho con miles de tipos diferentes de hojas, que el grosor, marca, color, para impresora de laser, doble tinta y así toda la tienda, un pasillo especial para bolígrafos y no se diga el pasillo de sacapuntas, gomas, tijeras y lápiz adhesivo… y que les cuento cuando llegue al pasillo de los cuadernos eran tantos, tantos colores, cuadros, cuando encontraba los de raya se me perdían los de cuadro grande, que dilema el elegir entre la marca, tipo, diseño y hasta grosor de la hoja, y la novedad tiene o no margen, espacio para la fecha, agenda, calendario etiqueta para nombre y escuela.

Mientras me perdía en los pasillos me di cuenta que hace mucho no “surtía” la lista de útiles, ahora surtir la lista de útiles es como ir a comprar el mandado de la semana, aun recuerdo que cuando niña mi mamá me llevaba al “Centenario”, una papelería enorme, frente a la entrada principal una barra separaba el material y la sonrisa de las empleadas que esperaban que las madres de familia les dieran su lista, un “buenas tardes señora, que se le ofrece” y mi mamá respondía y le daba la lista (y esa si era una lista en forma) todo lo que de lado izquierdo tenía una palomita era lo que hacia falta (en esos tiempos separábamos los colores y las hojas de los cuadernos que aun se podían reutilizar) vaya que las cosas han cambiado mi mamá solo elegía entre el cuaderno calsemediero Scribe con sus colores básicos, el barato cuyo nombre nadie recuerda con dibujitos de animales y el glamuroso Norma con calcomanías de olores frutales, y claro no podía faltar un lápiz del numero 2, una goma de migajón, un sacapuntas en forma de corazón, una caja de 12 puntillas blancanieves y un par de tijeras barrilito (las que duran duran y duran).

Salí de la super tienda mareada, con bolsas y bolsas mi hermanita emocionada y yo con la lista en mano dándome cuenta que me habían faltado varias cosas.