Nuevos Huéspedes

La tarde era fría, las nubes de coraje se habían hinchado y a lo lejos olía a tierra mojada, había sido una tarde semi estresada, tomar el camión últimamente me mareaba y ahora mi tos ronca hacia sospechar a mi compañera de asiento, regresaba de la universidad, a las 5 de la tarde habíamos presentado el examen final de radio, nuestro equipo Kuron´shiro habíamos presentado con excelencia (cuanto ego!) una radio-revista en vivo, la lluvia caía suavemente y en la cabina tocaba el turno de los horroroscopos.
Bajo!, una, dos escalones y un brinquito me devolvieron a la banqueta, camine hasta casa con el paraguas verde feo, llegue a casa, la cochera estaba bañado de las flores de la buganvilia que bailaba al compas del aire y reía con las caricias de lluvia. Busque mis llaves, introduje la llave al girar la perilla, escuche que alguien bajaba corriendo las escaleras, abro?, me pregunte, en esa duda existencial me encontraba cuando un par de manitas me sacudió precipitadamente y a fuerza de galones logro meterme a la casa alejando no se cuanto de unas o una cosa amarrilla, la medicina me tenia bien anestesiada porque no entendí lo que mi hermanita me decía.
Atravesamos el comedor, llegamos a la cocina, antes de salir al patio en una de las paredes donde se supone que en ese momento debía colgar las lleves de la casa, se encontraba una pequeña jaulita viajera con dos pequeños canarios, mi hermanita saltaba de la felicidad y al mismo tiempo me explicaba que eran unos bebes (tenían apenas 3 meses), también me explico que comían brócoli (y la hice, cuando yo no quiera ellos se lo comerán), lechuga, manzana y mantecadas bimbo.

Fue curioso, hace años que no había canarios en casa, lo ultimo que recuerdo es que una mañana al asomarse mi mamá a la jaula roja el canario amarrillo amarillo se había suicidado, su cabeza se encontraba entre los barrotes de la jaula (pobre, encontró el suicidio como la solución a sus problemas), de allí en adelante cada año mamá le recordaba a la vecina que cuando las pajaritas que ella tenia dieran a luz le apartara dos canarios, y año tras año mamá se decepcionaba porque nunca llegaban sus anhelados canarios, este año nadie se lo esperaba, hace dos años mamá cuido al canario de una abuela, pero el canario era sangrón así que ese no cuenta. Mamá bajo las escaleras sonriente, parecía niña chiquita con juguete nuevo, me senté en la cocina mientras ella le hablaba a sus “bebes”, valla, tiene 4 hijos y le habla mejor a los canarios, habrá sido porque cuando pequeña su mamá también tuvo muchos canarios, su suegra también, su primera jefa también y ella cuando se caso y tuvo hijos también adquirió media docena de canarios que ahora descansan en paz en el patio entre flores hierva.
A la hora de la cena, empezó la discusión, yo como buena comunicante alegaba, “tienen que tener nombre, se van a acomplejar si nos referimos a ellos como este, ese, o el canario, no, no, que se llamen, pepito y pepino, no, gritaba mi mamá que es eso, bueno, que se llamen caramelo y chocolate”, así se nos fue la cena, se supone que los canarios son niños, pero al final de la cena, mi hermana y yo descubrimos algo, cachamos a los canarios dándose un beso, que dijo uno, unos besos de piquito.
Aki-¿mamá los canarios son niños?
Mamá-Si
Aki- mamá los canarios son gays…