Viernes, 9:30 pm
9:30pm,la ciudad en movimiento me arrulla desde la ventana, los viernes por la noche no son lo mismo si te transportas en camión, ni siquiera es lo mismo si viajas un lunes cuando la emoción de iniciar la semana se apodera de los usuarios, y que decir de los sábados de desvelo y fiesta.
El camión con sus topes y sus desenfrenados “enfrenones”, la poderosa (estación popular de música grupera y sus derivadas) a un volumen muy bajo del normal, y sobretodo, rostros distantes que se alejan entre los asientos azules.
¿Qué será lo que nos pasa?, es viernes, si, viernes, cuando todo lo malo y bueno de ambos mundos se concentran en una noche y caen de tope, simplemente caen. El final de ese algo al que llamamos vida laboral/estudiantil o como quieran llamarlo, al final, al ver el vaivén de los autos te deprime la rutina y en el silencio de camión quieres gritar, sabes que mañana será otro día, un comienzo, será un sábado y ya no un viernes.
A diferencia de otros días, el clima es más cálido, aun así llevo el sweater bien abrochado y un pañuelo en la mano, mis brazos están cruzados y me recargo en el asiento de enfrente, aun es viernes, un cielo no tan estrellado me abraza y esto aun no termina.
los viernes son especiales por todas las cosas que hacemos... cada viernes es especial y diferente!
ResponderEliminarLos viernes soy feliz porque acaba la semana, pero triste porque me quedan dos días para que vuelva a empezar. Pero descanso, oh sí.
ResponderEliminarTa.
Aki:
ResponderEliminarEs cierto, los viernes son tan... chéveres!´
Pero tu descripción es tan motivadora... Je!
Un abrazo
¡El viernes toca!
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