Barbie y yo
El jueves me vestí de rosa y
junto a unas amigas nos fuimos a ver la película de Barbie protagonizada y
producida por Margot Robbie, escrita y dirigida por Greta Gerwing. Sí, la película
que ha vestido todo de rosa (exceso de marketing detrás y consumismo) y nos ha
hecho cuestionarnos el rosa, Barbie, ha traído la nostalgia y los juegos de la infancia
y para ser sincera ha hecho enojar a varios hombres que acusan a la película ha
de ser “anti-hombres”
Más allá de lo que se dice,
analiza y cuestiona de la película, quiero compartir con ustedes amables personas
lectoras mis recuerdos de Barbie en mi infancia y probablemente de esa forma
entender un poco esa nostalgia o heridas. No voy a hacer un análisis de la película
porque este no es el espacio, pero si les recomiendo que vean la película.
Como muchas niñas, tuve Barbies,
no recuerdo con exactitud cuales fueron las Barbies que me acompañaron en los juegos
-recuerdo sólo a una Skipper con un overol azul con rosa-, dice mi mamá -por
que la verdad tengo pocos recuerdos- que yo casi no jugaba con las Barbies, las
tenía sentadas o paradas vestidas y bien peinadas, hasta que nació mi hermana que
los zapatitos se perdieron y los juegos comenzaron.
Nunca tuvimos la casa ni el
coche de Barbie, en casa llegaban las muñecas sencillas, pero eso no impidió
que construyéramos toda una ciudad para las Barbies, usábamos las sillas para
construir casas de dos pisos, y todas las sillas de la sala de la casa se
convertía en una mansión, cada Barbie tenía su propia habitación. La carriola
se convertía en piscina y los coches de mi hermano en los vehículos de las Barbies.
Una navidad una tía nos regaló
los muebles, eran rosas de plástico muy duro, no eran de Mattel, incluimos esos
muebles y otros, como los muebles de la casita de mi hermana o los trastecitos,
hacíamos mesas y camas con los bloques grandes de lego. Fabricamos la ropa de
las Barbie con hojas de maquina y papel de baño -eso influyó a que mi hermana
se dedique ha confeccionar vestidos-
Y claro, también hubo cortes
de cabello, maquillaje, cambios de estilo y un largo etc. Y como todo, al
crecer las Barbies fueron regresando al juguetero.
Y siendo sinceras, Barbie por sí
sola no iba a lograr el sueño de su famosa frase “se lo que quieras ser”, porque,
aunque yo quiera ser lo que quise no vivimos en Barbieland y el mundo real es
uno menos colorido y uno donde ser Barbie significa -seamos sinceras- todo lo
peor.
¿Entonces Barbie es culpable o
no?
Como les he contado en este
espacio en otros blogs, durante muchos años pase con problemas con mi cuerpo, atracones,
subidas y bajadas de peso, entonces, al ver Barbie pensaba, ¿Barbie fue la
culpable de esos atracones?, no culparía solo a Barbie, porque realmente de
adolescente no quería verme como la muñeca, pero Barbie fue parte de todo un sistema
social y cultura, Barbie no fue la única culpable, estuvieron las revistas para
adolescentes con chicas en su portada que no se veían ni tenían problemas como
las adolescentes con las que convivía.
Las tías y abuela que en las
comidas familiares cuestionaban la cantidad de comida que me servía, fueron los
productos de belleza que insisten que debía de ocultar todo, fueron las novelas
con protagonistas de cuerpos perfectos o la escuela que mantenía y reproducía
los roles y justificaba violencias
No, no quiero con esto decir
que disculpemos a Barbie, pero sí que cuestionemos que Barbie fue parte de un
problema mucho más grande, de muchas generaciones y todos los demás medios,
personas, estado, sistema tampoco colaboraron mucho que digamos para cambiar
esa narrativa de los estereotipos, que sí, nos afectan más a los cuerpos
feminizados (importante también observar otras intersecciones que incrementa la
discriminación y la violencia)
También lo veo como una
invitación a cuestionar como censuramos el color rosa, tanto nos dijeron que el
color rosa es de niñas (despectivamente) que desde los feminismos nos alejamos
del rosa, y en lugar de abrazar el color y usarlo como eso, un color, mantuvimos-
me parece el estereotipo del color- en cambio nos llenamos de los colores que
el feminismo autoriza como suyos, morado, verde. No, el rosa no es el enemigo.
Y claro, por eso todas
conectamos con la Barbie existencialista, ansiosa, insegura que solo quiere
tirarse y esperar, por que todas hemos estado en ese mismo lugar, pero constantemente
se nos cuestiona, si eres profesionista debes ser la mejor, si eres madre la
mejor, abogada, periodista, ingeniera, debes ser la mejor y sí a Barbie que nos
han dicho que es perfecta le estamos exigiendo ser aún más perfecta, que nos
queda a las mujeres.
Decir entonces que Barbie es
feminista me parece arriesgado, Barbie es Barbie y lo seguirá siendo, una muñeca
que entendió un poco tarde que debe adaptarse a la sociedad y a las necesidades
de las niñas de hoy en día y probablemente si todos los demás dentro del
sistema lo entienden, lograremos ser lo que queramos ser.
Pd. Y prefiero que lo lean de
mí, sí, yo también fui de rosa a ver Barbie, hasta me puse una banda que dice “Presidenta”.
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