Mariquita, mi abuelita
Únicamente esperaba esa llamada, cuesta trabajo entenderlo pero después de varios años solo esperábamos el descanso en paz. A mí me encontró en Guadalajara con los amigos, a ella en su casa, esa casa donde crió a sus hijos de sangre y adopción, aquella casa, la del árbol grandote, la que tiene la habitación que da a la plaza San Marcos y de niña por ahí me asomaba a ver cuando entraban los señores de trajes brillantes. Tal vez nunca lo supo, pero fue el pilar de una familia. Mi historia y la historia de mi familia se pueden contar por esa mujer, una que dejó su familia para venir a Aguascalientes a iniciar la suya. Para mí, la fortaleza de las mujeres de mi familia me inspira, mi abuela acepto un rol y lo desempeño hasta el final. Sus últimos años mi abuela estuvo en casa, rodeada de la familia, vecinos, amigos, ella la que recibía a los bebes, la que enseñaba a cobijar de taquito, la que cuidaba a los enfermos y para todos siempre tenía un plato de fideos, un taco ...