Todas tenemos algo de putas y locas. Construyendo identidades en un mundo contemporáneo.
Iba
caminando por la calle madero en el DF, rodeada del centro del
multiculturalismo, edificios altos, viejos y frente a mí una chica con un
tatuaje en la pantorrilla, extensiones y en la esquina una señora vendiendo
tlacoyos, no sé por qué o de qué hablábamos, pero sin pensarlo dos veces le
dije “es que soy un poco puta y loca”, íbamos caminando uno al lado del otro,
aun así su expresión valió oro.
“¿Cómo
nos construimos?”, fue la pregunta con la que inicio esa mañana la conferencia
de la Dra. Marcela Lagarde, nosotros nacemos y crecemos dentro de un nicho
cultural que ya tiene para nosotros un catálogo de formas, expresiones,
pensamientos, actitudes, es decir un estereotipo que debemos cumplir
cabalmente.
La
mujer en México es una construcción idéntica, es como si viniéramos de una
fabrica y todas las que no salen como el modelo original rompen el paradigma y
son las que después son consideradas las “feminazis” – muchas veces desechadas-,
pero volvamos a las construcciones, “nadie nació así, han sido educados para
aprender las pautas de su cultura” señaló Lagarde en su intervención.
En
una investigación que le tomo 8 años la Dra. Marcela Lagarde describe cinco
construcciones socioculturales de la mujer en México, estas son: la Madresposa,
la Puta, la Monja, las Presas y las Locas.
La
madresposa: desde niñas somos
educadas/formadas para ser una madresposa - jugamos a las muñecas, a la
comidita y a la casita- , somos las cuidadoras, las que adoramos a terceros,
nos enseñan a someternos, a dar todo sin recibir nada, a ser las eternas cuestionadoras
“¿Cómo estás?”, “¿Qué tal te fue?”.
Marcela
Lagarde señala que vivimos en un patriarcado que tiene a su favor un gran recurso
que son: las mismas victimas, esas victimas que siguen fortaleciendo el
patriarcado y construyéndolo, los hombres como sujetos fortalecidos por las
mujeres, es decir: “ya llego tu papá, sírvele de comer”, “tu eres la mujercita
de la casa y debes ayudar con las labores domesticas”, “si no esta tú padre, tú
hermano es el hombre de la casa y debes hacerle caso”.
Las
putas: son las mujeres que no cumplen
los mandatos sexuales de la sociedad, el sistema es tan rígido que cualquiera
puede ser puta pero la sociedad las estigmatiza, las señala y aparta.
La
mujer debe ser además una productora de bebes, recibir todos los que la vida le
de y aceptar que el placer es malo y no puede disfrutarse. No se puede sentir y
mucho menos se puede tomar una decisión, llegar al altar de blanco no es una
opción, es un mandato.
Las
monjas: ellas son el ejemplo de
moral, fe, de lo sagrado y de la familia. “Las monjas son el estereotipo de la
pureza exigida a las mujeres” comentó Lagarde.
Todas
las mujeres tenemos los mismos votos que una monja, la diferencia es que ellas
se casan y juran que serán esos votos los pilares de su vida y las demás viven
en un cierto desconocimiento aunque los ejercen –pobreza, castidad y
obediencia- y también se convierten en una mujer esposa.
Para
otras en siglos pasados el convento era el lugar de estudio para “no ser”, el
ejemplo más claro Sor Juan Inés de la Cruz quien se recluyo en el convento para
poder estudiar y no seguir la costumbre del matrimonio y poder elevar su alma
al estudio e investigación.
Las
presas: creo que es una de las categorías
donde estamos todas las mujeres, la prisión en que vivimos todas, esa celda por
la que tenemos que pedir permiso y si no aplicar la de “más vale pedir perdón que
pedir permiso” y “vivo en una jaula de oro”.
Uno
de los cautiverios más comunes es la casa, como presas tenemos en México las cárceles
que no están diseñadas para mujeres, no cuentan con áreas para el cuidado de
los hijos recién nacidos, para las embarazadas, entre otras cosas.
Llamo
mi atención que Marcela Lagarde señala que la mayoría de las mujeres encerradas
o todas las que están “presas” lo están por amor, es decir el amor como factor
para cometer un crimen sea para los hijos, esposos o algún familiar.
Las
locas: la loca es la mujer inventada
por la modernidad, “cada hombre pose la razón y nosotras no tenemos la razón”,
por lo tanto estamos locas.
Una
de las frase que más me gusto fue “las locas más locas andamos en la calle” manifestó
la Dra. Marcela, sentimos, nombramos las cosas, gritamos, pero sobretodo nos
organizamos.
Toda feminista es loca, piensa en cambiar el mundo sin violencia por lo tanto cae en una desobediencia y la mujer debe ser obediente para poder cumplir con el “deber ser”.
La
mujer debe ser resistente, guardar silencio, dejar de hacer lo que se quiere,
pero se encuentran escapatorias momentáneas como el “Me duele la cabeza”. La
mujer es rebelde, si el puede, yo también, queremos cambiar el orden establecido
de las cosas y también esta la transgresión una critica al paradigma
establecido.
Finalmente
las condiciones de género nos han dicho que “una debe ser” con un conjunto de
prohibiciones para cada género, pero romper el paradigma es parte de nuestra
tarea.
Faltaban
10 minutos para que diera inicio la conferencia organizada por el Comité
Interinstitucional de la Equidad de Género de la Universidad Autónoma de
Aguascalientes, dejamos atrás los protocolos, fue una reunión de amigas y
viejas conocidas que se saludaban con las historias de sus luchas, fue una
reunión de café donde falto el café y las galletas, fue una charla de mujeres
pero también de hombres que aunque contados también participaban de las risas y
susurraban entre los compañeros y compañeras lo que decía la Dra. Lagarde.
Al finalizar la conferencia me levante de mi asiento persiguiendo a la estrella de rock para tomarme una foto, las señoras amigas de vida ya la rodeaban preguntando y platicando las novedades desde su última visita, logre robármela dos segundos:“me presente como una joven feminista, ella decidida me contestó que no existen peleas de jóvenes y viejas, que al final las luchas feministas son las mismas pues ellas también habían sido jóvenes, le conteste que somos jóvenes que reconocíamos el trabajo de las grandes feministas pero que también luchábamos con la modernidad de la mujer y los nuevos retos, la Dr. Marcela me recordó que ella también había sido joven y lo importante era seguir y sobretodo no tenerlas en un monumento, le dije que al contrario, no las teníamos en ningún monumento, solo reconocíamos su trabajo por que gracias a ellas nosotras –las jóvenes- teníamos las oportunidades que ahora tenemos, al final como novela, reímos y nos tomamos una selfie.”
El
clima un poco nublado, con los patos radioactivos dándose vuelta por el
estacionamiento, Radio Universidad presentaba en ese momento a la Doctora
Marcela Lagarde y de los Ríos quien dictaría la conferencia “La Construcción de
las identidades en un Mundo Contemporáneo”.
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