El día que decidí decir “ya no más”
Ya ha
pasado más de una semana desde que le pedí que no volviera a buscarme y pienso
sobre mis palabras, sus palabras y lo que nos llevó a esta situación.
Llegamos
a soñar con una vida juntos, con el árbol, el perro y la casa, pero él quería
todo eso, yo deje de quererlo. No buscare culpables, solo sé que es algo que debía
terminar.
Apareció
una noche, así, sin más, sin menos, "te extraño", "me haces
falta", "aún te quiero", desde un principio tuve que colgar el
teléfono, cerrar la puerta o ignorar su llamado, pero abrí, conteste y dije
"Hola, cómo estás?”
Se
han puesto a pensar que gran parte de nuestra vida gira en torno en decirnos
que debemos ser "amables", "tratar bien a la gente", y no
ser "malas personas", nos han enseñado que debemos sufrir en silencio
y que cualquier abuso, maltrato debe ser acogido en nuestro interior y no
compartirlo, ¿para qué?, ¿qué necesidad preocupar a otros con nuestros
problemas?.
No
seas majadera y atiende, me recordaba cada vez que veía el teléfono que se
iluminaba con su nombre, pero las cosas se fueron desviando, nunca le asegure nada,
pero él creía que con decir “te extraño”, debía sentir lo mismo, pero ahí
estaba el, por donde pasaba para ir a la oficina, de regreso a casa y solo
decía "andaba por aquí".
Llamadas, mensajes y un constante chantaje emocional: "me duele que no
estés aquí conmigo", una y otra vez me decía que había cambiado, pero se
enojaba y volvía todo a dónde hace meses y me culpaba, era la responsable de
que él quisiera algo y yo no: “solo me quieres
tener ahí a tu disposición como algo que puedes usar al antojo”, “sé que no
tienes cabeza para pensar en lo nuestro, pero… cuando la has tenido”, “dejo una
relación que ya empezaba para volver contigo”, “parece que no quieres que sea
feliz contigo ni con nadie”.
Sí,
tuve mis dudas, me hizo cuestionarme lo que quería, me culpo, me reclamó,
pero también me quería convencer que él seguía (pese a todo) confiando en lo
nuestro "sigo fantaseando contigo, que llegó a nuestra casita y estas
tu".
La primera vez fui clara, “solo conseguí que me culparas
de todos tus males amorosos, fui clara desde un principio, pero no podemos
permitirnos estar atados el uno al otro, me di cuenta que no podríamos estar
juntos cuando tus reclamos empezaron a aparecer, cuando me volví la culpable y
tú la victima por estar esperando a que regresara”, desapareció un mes, pero
volvió…
También
creí que el tiempo sanaba heridas, pero el tiempo me decía a mí una cosa y a él
otra, no sé si era obsesión, miedo a la soledad o en verdad un amor muy
profundo, pero yo no era feliz con esa persecución, deje de ser amable, el
marcaba yo no contestaba, él decía hola y yo callaba, hasta que lo encare.
Esta última vez, sí hable, no me puedes obligar a quererte.
En una
ocasión un compañero me dijo que había una línea muy delgada entre cortejar y
acosar, vaya que existe, no por ser amable o no querer herir los sentimientos
de otro vamos a permitir que sobrepase nuestro espacio vital y lo peor, nos
quieran obligar a sentir algo que ya no está.
Fue
hasta que por fin le dije "no me vuelvas a buscar más".
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