Estas gorda
Hace un año estaba por darle una mordida a mi
quesadilla cuando me dijo que estaba gorda, que una mujer de mi edad no debía de
tener ese cuerpo.
Hablar de mi cuerpo siempre ha sido difícil, en la
secundaria usaba pantalones grandes para esconder mis caderas, en la prepa dejé
de comer y en la universidad por ansiedad comía de más.
Nunca ha sido fácil hablar de mi cuerpo de cómo me
daba pena mi altura o me escondía entre capas de ropa poco favorecedoras.
Escribir estas palabras es parte de cerrar ciclos y
abrir otros. Escribirlo no es fácil.
No era fácil hablar del tema, en casa el objetivo
era que no terminará como mis tías: solteras, gordas, tristes.
En la calle los piropos a mi cuerpo no eran fácil
de trabajar, no me gustaba, a eso los comentarios de los compañeros que buscaban
los cuerpos perfectos de cómo debía ser, verme que usar.
Con los años aprendí a transformarme en mujer,
aprendí a ser mujer una que había construido una coraza alrededor de su cuerpo,
yo sentía pero mi cuerpo no.
Esa mañana algo en mí se rompió, llevaba varios
años en zumba, acababa de entrar a pole fitness pero no lo sentía mío, el gimnasio
era mi forma de sacar el odio acumulado día a día.
Uno me dijo que si me volvía vegetariana me terminaba,
otro se burló, otro me volvió a decir gorda.
En un proceso de deconstrucción me vi como esa a la
que le decían gorda, a la que no le gustaba su cuerpo y me pensé mujer,
predicaba sobre la importancia de querernos pero no me quería, necesitaba
cambiar.
El último año, los últimos siete meses han sido difíciles,
me encontré de frente a una persona que tenía la candela en las caderas y la pasión
en los pasos que prefería ocultarlo bajo una gabardina.
Decidí estar bien conmigo, el primer pasó fue físico,
no para que ellos me quieran sino porque yo me quiero mucho y quererme vale la
pena arriesgar.
El proceso ha sido largo, cansado, cambie
alimentación, rutina, cariños y ellas siempre estuvieron a mi lado con una
sonrisa, un mensaje de apoyo. Las sentí.
Cuidarme a implicado revisarme toda yo, cambiar,
quererme, dejarme querer y acompañarme.
Hay días muy difíciles, otros más fáciles, pero entender
el ritmo de mi cuerpa y como mi cuerpa (exacto mi cuerpa no mi cuerpo) y yo podemos
ser felices es posible.
A un año me siento bien y me siento feliz.
A un año me siento bien y me siento feliz.
Este texto no ha sido fácil, implica mirar el
pasado y ver como durante años creí tantas cosas y me lastimé mucho más, es ver
que las cosas han cambiado.
Gracias a ustedes por sus clases, sus consejos, su
cariño.
Angie
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