Madres (el dolor y su lucha)
La semana pasada les contaba de la culpa a las madres, se santifica la labor de una madre pero cualquier mínimo error la culpa es suya.
¿Qué orilló a una madre a amarrarse en una silla en la CNDH?
Llevamos
una semana viendo imágenes de la toma de la Comisión Nacional de Derechos
Humanos ahora llamada la Casa de Refugio Ni una Menos
México y como se ha replicado por todo el país.
Esta vez no son feministas, no son “grupos de choque”, son
madres.
Madres que han dejado la casa, muchas veces los trabajos,
para buscar a sus hijas e hijos desaparecidos, para pedir justicia por la hija
víctima de feminicidio, son esas madres las que aprenden la profesión y desde
el amor –no sé cómo más llamar a lo que las mueve todos los días en un peregrinar
entre instituciones- soportan malos tratos, injusticia, revictimización de un
sistema de justicia al que no le gusta escuchar quejas.
Quieren justicia, quieren saber la verdad.
Pero la culpa nuevamente es de ellas, por no buscar un
dialogo, por no ir a las instancias adecuadas, por manifestarse de forma
incorrecta, por no pagar un abogado, por insistir.
Hace unos días dio conmigo una señora cuya hija había sido
víctima de violación, el enojo, la rabia que traspasaba el teléfono me dejaron
helada, claro que ellas merecen
justicia.
¿Y dónde hemos estado nosotras para acompañar a esas madres?
¿Cómo le explicas a una madre que acceder a la justicia es
lento?, ¿Qué el delito que le llevó un par de horas cometer a un agresor
tardará un par de años en ser resuelto?, ¿Cómo le explicas que tardarán meses
en darle fecha para las citas, que cada nueva reunión tendrá que contarlo todo,
cada nueva cita tendrá que soportar la
mirada juzgadora de “por qué andaba tan tarde sola”?
Si después de todo, de años, de trámites, la justicia del estado
no llega, ir a gritar afuera de un
edificio, pintar paredes, “quemar” en redes al agresor es la única respuesta y
forma de acceder a una justicia porque a ellas y a sus hijas las agredió también
el estado, ese que les dijeron cuidaba de ellas, de nosotras.
La lucha es de ellas, de las madres, la que se amarró en una
silla ante la impotencia de no saber qué más hacer de la que salió al balcón y
gritó por su hija porque si no gritaba ella nadie lo haría.
Estimada y muy admirada Angie:
ResponderEliminarTe escribo en mi carácter de feminista de tiempo completo, así como de consultora de varias organizaciones de la sociedad civil globales que trabajan a favor de los derechos de las mujeres.
De manera particular, la organización Women's Equality Center (WEC), misma que tiene su sede en EUA, va a lanzar una campaña denominada "Mujeres Vivas, Mujeres Libres".
Nos gustaría mucho que pudieras participar como vocera.
Para contarte más, ¿me podrías mandar tu e-mail al correo lourdes.motta@ppal.com.mx?
Agradezco de antemano tu respuesta.
Un abrazo sororo,
Lourdes