Muy chida tu paridad ¿y luego?
Hace 68 años las mujeres en México, logramos –sí porque
fueron mujeres organizadas y desde diferentes espacios que exigieron el voto-
el reconocimiento de nuestros derechos político electorales.
A partir de ese año se dio un proceso, social, político, estructural para que más mujeres participaran.
Hoy debemos cuestionar el movimiento paritario, ese que usa los colores y palabras del movimiento feminista pero que en la práctica hemos visto que más mujeres en puestos de poder no ha significado un avance real en la agenda. Y ojo, no estoy criticando a las personas, sino al movimiento que por un lado apunta a ser feminista, pero por otro lado sigue reproduciendo un discurso opresor, ¿alguien vio ese tuit donde una mujer con amplia trayectoria pedía a los congresos que no usaran la palabra “personas gestantes” que la corte ya emplea?
Ya logramos la paridad, ya tenemos mujeres ¿y luego?, ¿en qué momento hablamos de derechos para todas?
Decir que ahora los Congresos, cámaras, cabildos, gabinetes son paritarios no alcanza y no por tener más mujeres significa un avance. La legislatura pasada del Congreso de Aguascalientes fue el primero con paridad, tanto así que colocaron las letras de oro en el recinto, pero en la práctica: dos veces promovieron la reforma a la vida desde la concepción y una aceptaron esa reforma como “iniciativa ciudadana”, aprobaron sin leer el Pin Parental, bloquearon la iniciativa de ley de amnistía y la reforma para despenalizar el aborto, propusieron las actas de nacimiento para los neonatos y un registro para quién preguntará por el aborto.
La política es la forma más fácil de ver, escuchar, entender, el poder que privilegia a unos y oprime a otras (la opresión no es sólo por ser mujer u hombre, hay otros factores como raza, clase, identidad sexo/genérica, etc)
De nada sirve la paridad si no cuestionamos el poder.
Seguimos reproduciendo esas prácticas de poder que tanto ha discriminado y violentado, sino hacemos un alto y cuestionamos nuestro hacer político, si no creemos en el movimiento antes que en los partidos (que la neta, nunca nos han incluido, nunca), si no defendemos la agenda progresista por todas y todes antes que al partido y a los intereses del poder, sino cuestionamos nuestro actuar machista, entonces pueden usar todo el morado que quieran, pero su causa no será para todas.
Seguir creyendo que la paridad es "porque nos toca", "porque somos mujeres y todo podemos", si maquillamos el discurso para que no se enojen los hombres o se sientan atacados, sino cuestionamos, si seguimos con el discurso girlpower, todas somos amigas, nos amamos mucho, pañuelos arriba, entonces en 68 años no hemos entendido nada.
El proceso no ha sido fácil, justo escribiendo estas líneas me pregunto qué ha sido más sencillo, ¿qué las personas vean “normal” que las mujeres participen? o ¿los partidos políticos?
Creo que a ambos grupos les ha costado
trabajo, pero me queda claro que son los partidos quienes se niegan al cambio,
usan los discursos y la imagen feminista para ser más atractivos en las campañas,
pero en la práctica encubren acosadores, no exigen el 3 de 3 o colocan en
puestos a familiares de los hombres –y claro, amenazan con el discursos que
decirle hija, madre, esposa a una mujer (que lo es y que por eso llego al
puesto) es violencia política de género- pregúntense ¿Cuántas coordinadoras de
los grupos parlamentarios hay?, ¿a qué comisiones mandan a las mujeres?
Me queda claro que todas podemos,
merecemos, debemos ser representadas y poder aspirar a ocupar puestos de
elección popular, pero si la agenda sigue siendo sólo para verse bien ante las
redes y medios, si solo se toma la parte cómoda, si no se hace un trabajo
personal y colectivo y entonces han pasado 68 años y seguimos sin entender.
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