Ya paso una semana, la primera semana de clases suele ser complicada, la ilusión de volver y las altas expectativas, todo se funde y queda nada o mucho.
No se por que pero todo da vueltas sobre un eje complicado y raro. Todo.
En días pasados me mando hablar el jefe, en unos días me dirá si me quedo o bye, no entrare en detalles por que el recordarlo me ha puesto triste, sentimental y con un odio profundo.
Platicando con el más viejito del periódico me dice que cuando algo no les gusta buscan manera de obligarlo a renunciar, si, renunciar, y así se libran de muchos.
Es curioso, pero dijo que mi trabajado y citándolo “me trae notas cómodas”, ósea, ¿cómodas?, no cubro gobierno estatal, municipal ni nada de lo federal, me tocan partidos políticos con actividad media-baja y asociaciones civiles, ¿Qué quiere entonces que lleve?, no lo se, pero que llevo notas cómodas.
Cómodas serian si copiara e hiciera un merequetenge con los boletines (pero eso no se menciona por que eso es lo que hace la consentida).
Por que eso si, yo tengo que andar por todo el estado buscando información que luego no le gusta, pero nunca dicen si está bien, mal o pésimo, pero adivina no soy.
Una cosa me queda clara, no sacrificare mi carrera para darle gusto al jefe, eso si el día que me dijo que el 2 de febrero fuera otra vez con el me sentí tan humillada, fracasada, me sentí muy mal, pero mal.
Haber que pasa…
Una de las injusticias que debemos recordar y no callar es la masacre en villas de Salvárcar, 15 jóvenes murieron en manos de un comando armado, sicarios, narcos, gente que huelle y busca en el sufrimiento de otros el placer.
Sí 15 jóvenes de entre 15 y 20 años, era una fiesta, solo eso y hasta el momento continua la injusticia, la impunidad, donde están los culpables, donde quedo la justicia y el cumplimiento del deber del estado, ¿Dónde?
“Un ajuste de cuentas”, dijo el presidente Calderón, un ajuste por favor y aun que dio la cara y se disculpo como dijo la mamá de dos de los jóvenes muertos “como darle la bienvenida, lo que queremos es justicia”.
Dialogo, promesas que no se cumplen, no lo que pedimos es “No + sangre”, por favor no más.
“Mis manos están limpias” dijo Fernando Gómez Mont, las nuestras no, están bañadas de lagrimas, lagrimas del dolor provocado por esta injusticia.
Me uno a la tristeza y al descontento que ha ocasionado la Masacre en Villas de Salvárcar.
Me uno a la tristeza y al descontento que ha ocasionado la Masacre en Villas de Salvárcar.