Reflexiones de una biografía digital

 


Hace unos días participé en un evento, lo importante aquí es una de las dinámicas que se trabajaron en el taller.

Nos pidieron escribir nuestra biografía digital.

Paréntesis: Me tocó trabajar con una compañera que tenemos años de conocernos, es maestra, aliada, amiga, compartir con ella fue importante porque nos acercó en esas relaciones virtuales. Gracias por tu escucha.

Al escuchar a mi compañera que contó-narró lo que le había expresado me di cuenta que muy pocas personas conocían en verdad lo que había sido mi historia en los temas, mundillos, reuniones de Internet, así como había llegado un día, así un día me fui.

Creo que contar las historias también es una forma de sanar pero también una forma de reconocer los errores, buscar la reparación y garantizar la no repetición. Hoy sé que para mí ese camino ya no es posible, pero aprendí que no quiero y con quien no quiero.

Comencemos por lo que fue el principio.

Me gusta contar la historia de la primera vez que accedí a una computadora, ya era niña grande y mi papá me habló al estudio para enseñarme a usar ENCARTA, en casa siempre hubo una computadora, era la que usaba mi papá para su trabajo, cuando creyó que ya era lo suficientemente grande (creo tenía como 10 años) me habló y me enseñó a prender ese gran monitor que iluminaba de azul y aparecía una ventana en la pantalla, la caja hacía mucho ruido y todo cobraba vida poco a poco.

Me enamoré de la pantalla, del sonido de las teclas.

Días después intenté el viaje yo sola, no lo pude hacer, algo hice que el disco de Encarta no se leyó, se escucharon ruidos muy raros y decidí apagarlo.
Me mantuve alejada del equipo durante mucho tiempo.

Terminé estudiando la carrera técnica en programación, la ironía, cuando tocó turno de elegir carrera en la universidad me fui por comunicación, no quería vivir pegada a la computadora (ironía dos), mi tesis fue sobre los medios de comunicación que se empezaban a mudar a lo virtual. No lo podía negar lo digital me atraía.

Para esos años este blog ya existía, empecé a escribir en este espacio en el 2008 y como muchas personas lectoras lo saben se ha vuelto parte importante de mi proceso, años después conocí a otra grande que tengo el honor de llamar maestra y amiga, Claudia Calvin quien en había fundado Mujer Contemporánea, una red de blogueras, gracias a ella conocí a muchas blogueras y amigas y por sus páginas di con el curso de Gobernanza de Internet que ofrece (hasta la fecha) la Internet Society, por ese curso participé en el primer grupo de la juventud en la Gobernanza de Internet y fui de las 73 personas menores de 25 en viajar al foro global, esa historia seguro ya la conocen.

Todo eso me llevó a conocer a muchas personas (muchas de ellas de mis mejores amistades hoy en día), a viajar, aprender, participar de paneles, conferencias, organizar otros eventos del otro lado del mundo en video llamadas (cuando todavía no eran tan populares).

Pero también pasó algo, había un grupo de personas que se cuestionaba por qué apoyaban tanto a una chica tan joven y sin experiencia “esa niña que viene del lugar de las aguas calientes”, para muchos y también muchas era esa “niña”

Poco tomaban en serio lo que decía o quería hacer, cuando empecé a direccionar los trabajos de gobernanza con perspectiva de género, la critica también incrementó, ceder espacios no era una opción.

Cada viaje era terrible, si bien la emoción de reencontrarme con las amistades, de conocer un nuevo país, de actualizarme me mantenía a flote la realidad es que también en esa semana al menos una vez lloraba en la habitación.

Para un viaje le pedí a la persona que lo coordinaba que no me llevará, que no era necesario que yo fuera, ella me dijo que me invitaban por que conocían mi capacidad y talento en el tema, que por eso me invitaban, yo no quería ir porque “la niña”

Hasta que un día no pude, dijeron cosas terribles, lo que había hecho y no, hasta la fecha de todas las personas que fueron parte no sé a quién creerles y a quién no, ese relevo generacional del que tanto hablaban y por el que tanto había trabajado lo deje ir.

Poco después apareció Cultivando y el resto ya conocen la historia, el camino recorrido me permitió traer a lo local el tema, no ha sido fácil.

Durante mucho tiempo lloraba, estaba metida en líos y dimes y diretes que no eran míos, pero que los creí propios. Sí, estaba dentro de ese grupo, pero no dejo de pensar que para muchos no lo estaba, ni lo era.

El tiempo me ayudó a sanar y a entender muchas cosas, a disculpar y dejar ir otras cosas porque sé que también todo lo que pasé me dio las herramientas para llegar a lo que hoy soy.

Probablemente escribir mi biografía digital deba ser un ejercicio más profundo y largo, de más reflexiones y pensares, observar más lo que fui y lo que soy también es una forma de crecer.

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