Reflexiones al amanecer

 

No sé si a nuestra edad se trate de enamorarse, si las mariposas en el estómago están sobrevaloradas, sonrojarse nos da pena y la risa nerviosa nos delata.

No lo sé, yo creo que sí.

Estimadas personas que me permiten compartir las palabras, estas son las líneas con las que inició el 2022 (me regresé a borrar el número porque había puesto 2021) pasé los primeros días sin hacer nada, mi yo ansiosa que quiere trabajar y estar "haciendo" estuvo muy tranquila, nos sentimos tranquilas, felices.

Probablemente me van y nos van a exigir muchas cosas, pero por primera vez quiero jugar con mis reglas y dejarme sentir, dejarme guiar, guiar es como bailar, y lo noté justo en los primeros minutos del primero de enero bailando cumbias, debo dejarme guiar, no pasa nada malo, no me pasó nada malo.

Son las 7:26am y tengo los dedos entumidos, que gusto el mío de estar frente a la computadora tan temprano, pero el silencio es perfecto para repasar los pendientes en la nueva agenda (una malvada agenda producto de un regalo maravilloso), en ese silencio me encuentro escribiendo estas palabras.

¿Fue un hueco en el pecho? Estaba sentada en la cama leyendo y eso sentí, un hueco en el pecho, probablemente soy una exagerada y fue el frío de la noche, probablemente después de días acurrucada sentimos el vació.

Les podría contar más, pero por primera vez en mucho tiempo eso me lo voy a reservar para mí.

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