Los dilemas del feminismo I

Desde que me reconocí como feminista toda acción que haga es juzgada a partir de si soy o no buena feminista, por extraños, cercanos o ajenos.
Para los hombres y para  algunas mujeres que tienen prácticas machistas, todo lo que no haga o haga es criticado por que según ellos esa actitud es contraria a lo que es ser feminista –sobre lo que ellos entienden por feminismo- sí me enamoro, si me arreglo, si quiero bailar, eso es contra natura. Parece que las feministas somos ese personaje mítico que no tiene forma pero cada quien hace de nosotras un mito.

Hombres, el feminismo y nuestra construcción como mujeres no es sobre ustedes, es sobre nosotras y como nos posicionamos en el mundo –un mundo machista- desde nuestra feminidad, es vernos, sentirnos, conocernos e identificarnos como mujeres.

Y aunque les duela, sobre nuestras decisiones, nuestras decisiones como mujeres.

Tenemos mucho trabajo con nosotras mismas como para tener que estar explicando a ustedes qué es el feminismo, nosotras estamos en un continuo aprendizaje/deconstrucción de cómo nos consideramos mujeres como para tener que cargar con su aprendizaje, no buscamos convencerlos a ustedes de si somos buenas o malas feministas esto es algo entre nosotras y para nosotras.

Las mujeres vivimos en una constante lucha, porque todo no lo han negado por esa creencia del “sexo débil”, de la maternidad obligada para “ser mujer”, del ámbito privado, de los cuidados y educación, no, no buscamos ser rescatadas por ustedes los hombres, no somos su propiedad, pero no lo sabemos, porque nos han dicho, se han esforzado en que así sea, debemos  tener miedo, miedo a lo desconocido, a ellos y sobretodo un miedo a nosotras mismas.

Antes era una creyente del empoderamiento femenino, ya no lo soy, el empoderamiento lo han disfrazado como charlas de pañoletas rosas y frases de “sí se puede”, cursos y charlas para las mujeres que son débiles y deben de probar que son capaces al nivel del hombre.  Nos han dado  algo de poder pero sin tener el poder mismo, hemos aprendido a querer el poder de los hombres ese que hace daño a las mujeres, es urgente un cambio, necesitamos generar nuestra propia concepción de poder,  un poder que signifique creer en nosotras.

 Pueden leer: El falso empoderamiento femenino


Como feminista debo reconocer que tuve mi momento de ser una machista, hoy pensar eso me trae malos recuerdos, pero reconocerlo fue parte de un proceso de mi propio dilema como mujer, pero hoy mismo, existen esos hombres que me recuerdan mis acciones, se burlan y ponen en duda todo lo que soy y lo que hago, aprendí a enmendar mis errores, aprendí con mucho dolor a ser mejor feminista.

Aprendí hace años que para tener el poder que ellos tenían debía de ser como esos hombres, en el camino perdí amigas.

Mi feminismo me ha llevado a entenderme, el camino no es fácil, para deconstruir es necesario tirar muchos muros. A las lectoras, mujeres y amigas que leen esto les digo que  no están solas, que juntas podemos tejer una red para sanarnos, para escucharnos y abrazarnos,  cada proceso es diferente, probablemente no lo entenderé pero estaré a su lado.

Espero que llegue el día y una mujer de Aguascalientes sea candidata, política y abiertamente feminista, que no le dé pena o vergüenza ser reconocida feminista, que tengan una agenda por las mujeres nuestras vidas y decisiones. Espero llegar a verlo.


Toda la vida como mujeres cargamos con estigmas, hoy seamos nuestra propia y feminista vida. 

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