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Antes de cumplir un año más de vida me gusta sentarme a escribir sobre esas reflexiones que me quedan antes de sumarle un año más a la edad.

A unas horas es bueno pensar, tal vez este no sea el texto más profundo que esperan en este espacio pero las palabras siempre me han ayudado a dar ruta.

Claro que he disfrutado cada día, muchos aprendizajes, experiencias, retos, objetivos y un sinfín que podrían definir un buen año, sí algo he aprendido es disfrutar cada día.

Pero un año más como mujer implica también seguir escuchando como cuestionan mi rol como mujer en la sociedad, me estoy quedando, para cuándo los hijos, cuando quieras ser madre ya estarás muy vieja, ya quédate quieta andas del tingo al tango, ya compórtate como alguien de tu edad, esos movimientos sociales no dejan nada bueno y etc, sí la sociedad me dice que debo de ser una mujer de bien por tener la edad que tengo.

Como cada proceso social a las mujeres nos dictan ciertas reglas de como deberíamos de comportarnos, la sociedad evoluciona, mi abuela tuvo de casarse a los 15, mi madre a los 24 yo y esos “movimientos de revoltosas” que me han precedido, que actualmente luchan y lucharan nos dan la oportunidad de elegir de decidir qué clase de mujer queremos ser.

Amigas, llegar a cierta edad no nos obliga a tener que dar resultados sociales, la gente dice esperar mucho de nosotras, pero la única encargada de reclamarnos por lo bien o mal vivido es una misma.

Sí, llegar a ese año más de vida me da esa seguridad para seguir diciendo: nuestra vida, cuerpo e ideales nos pertenecen y nosotras decidimos.